*EL CHI(2°PARTE)

EL MOVIMIENTO DEL CHI

El feng-shui observa el movimiento de la energía y de qué modo fluye en las formas. Por ello, considerar la geometría de los espacios y de los objetos es esencial, con el fin de disponerlos de tal modo que el chi fluya con armonía y aporte equilibrio a las personas que los habitan.
Cada forma irradia un tipo específico de ondas que fuerzan al chi a comportarse bajo determinadas pautas. Las formas reciben, modulan y emiten ondas que pueden equilibrar o alterar los espacios. Todo lo visible se manifiesta bajo una forma característica; por ejemplo, los minerales cristalizan de una determinada manera, el agua siempre circula en espiral y las hojas de los árboles responden a un mismo patrón.
Las formas modulan o determinan la acción de las energías que inciden sobre ellas. De modo visible podemos constatar cómo la forma de un cristal varía la reflexión y la refracción de la luz que incide en él; cómo percibimos las diferentes imágenes que nos emite un espejo plano, cóncavo o convexo; en los distintos planos que nos proporcionan las lentes fotográficas angulares y que se obtienen con los teleobjetivos; la visión que nos ofrecen las gafas con distinta graduación. También podemos comprobar que un cable metálico conduce la electricidad, mientras que dos láminas metálicas separadas por un elemento no conductor la almacenan; o, que una lámina metálica enrollada en forma espiral no sólo induce la electricidad, sino que además crea un campo magnético. Todos estos fenómenos son empíricos, pero existen otras energías más difíciles de atrapar, aunque el feng-shui nos muestra cómo las energías se mueven a través de las formas.
Debemos reconocer la influencia de las distintas ondas que emanan las formas de nuestro entorno, provocando la aceleración, el estancamiento o la armonía del chi y, consecuentemente, la vitalidad del ambiente. El cubo de ángulos rectos no se da en la naturaleza, salvo en la cristalización de los minerales; muy pocos seres vivos presentan líneas rectas puras o ángulos. La onda y la espiral son las líneas más frecuentes. El cielo es circular, las estrellas son redondas, el viento se arremolina y los pájaros hacen sus nidos en formas de círculos; quizá la máxima expresión de la fuerza y el poder del mundo se expresa a través del círculo. Puede que esta fuera la idea de los pieles rojas que todo lo hacían en círculos, sus tippis -sus poblados-, sus danzas, sus ruedas de sanación y el círculo sagrado de su nación. Es, precisamente, la forma en que gira nuestro planeta y el universo entero, y así lo hacen en sus danzas los derviches giróvagos para encontrase con Dios.
La línea recta polariza la energía, la acelera, la agita, provocando estrés y ansiedad en las personas. El cubo ejerce una acción depresiva, las parábolas son nocivas y las pirámides invertidas son perniciosas. Por ello, es necesario aportar equilibrio con la diversidad natural, introduciendo formas redondeadas y onduladas, haciendo desaparecer las líneas rectas, las aristas y las formas agresivas. Se trata de recrear la geometría que existe en la naturaleza y cuando no existe tener la posibilidad de reconstruirla simbólica y energéticamente.
La energía celeste está representada por el círculo y la de la tierra por el cuadrado, con la combinación de ambas se estabiliza el chi, generándose un movimiento suave. Intentaremos crear espacios donde la circulación del chi se concentre en las habitaciones y principales estancias, con un movimiento espiral y esférico y adopte desplazamientos suaves y ondulantes por los pasillos y accesos.La arquitectura china y la árabe aplican esta combinación. En Andalucía, podemos encontrar estas estructuras en patios centrales, que facilitan la recogida de la energía solar y su difusión armoniosa por los espacios, incluso en muchos de ellos encontramos una fuente central, generalmente con base cuadrada y con varias caídas circulares, que recrean esta unión entre el cielo y la tierra. El cuadrado y el círculo son las formas que crean el octógono, forma que presenta el pakua energético que se utiliza en el feng-shui, propiciando un encuentro muy estable y equilibrado del chi.
La simetría de las formas permite establecer un equilibrio dinámico y fluido. Todas las simetrías son benéficas. Se deben evitar los polígonos impares, puesto que son formas despolarizadas y, por extensión, las ondas que emiten. La arquitectura de la Grecia clásica y la del Renacimiento se caracterizan por el uso de la geometría y el equilibrio de las formas.
La esfera se considera la forma más perfecta, por esto se suelen colocar esferas no metálicas alrededor de un enfermo. Porque la línea recta no sólo afecta negativamente al movimiento del chi en los espacios, sino que también incide en el chi personal, ya que modifica y presiona la forma esférica y natural del campo energético humano. En el lenguaje metafórico del feng-shui, se considera que el aliento del dragón cósmico (chi) al pasar por ángulos o esquinas provoca flechas envenenadas, que lanzan fuerzas perniciosas a todo lo que encuentra a su paso.
La línea recta se acelera en los pasillos y espacios donde quedan alineadas varias aberturas, puertas o ventanas. El chi se mueve demasiado rápido en aberturas o entradas estrechas y en los recorridos con giros bruscos. El movimiento del chi puede estancarse en los huecos, así como los rincones demasiado ocultos y los recodos aislados. Los estancamientos provocan la debilidad del chi.
Por lo que hemos visto hasta ahora, es muy importante desactivar el efecto nocivo de estas líneas de aceleración y de estancamiento del chi, sobre todo en los lugares donde permanecemos mucho tiempo, como el dormitorio o el lugar de trabajo. En general, las formas agresivas formadas por ángulos, aristas, salientes, picos, columnas, vigas... provocan que la energía se mueva lineal y aceleradamente, afectando al campo energético personal, por lo que debemos evitarlas y tratar de suavizarlas. La circulación del chi en los lugares en los que vivimos o trabajamos afecta considerablemente nuestras vidas. El chi está en todas partes, y cuando circula sin trabas ejerce una influencia positiva, aportando energía y vitalidad a todo lo que encuentra a su paso, pero si se bloquea o estanca no nos nutre, y esta carencia produce efectos negativos en nuestro bienestar. Por ello, debemos observar cómo se mueve el chi y activar las zonas que puedan generar el estancamiento y la debilidad del chi.
Algunas estructuras o edificios dirigen el chi a lo largo de líneas o ángulos que forman flechas hacia nuestros hogares o negocios, a las que también somos vulnerables, por lo que se recomienda observar las formas de nuestro alrededor, que pueden dar lugar a la presencia de estas flechas dirigidas a nuestra casa o empresa, como por ejemplo, los postes telefónicos o eléctricos, las farolas, los semáforos, las esquinas sobresalientes o los tejados en ángulo.
En el feng-shui se utilizan los reguladores, llamados armonizadores, para atraer o suavizar el chi y neutralizar las flechas, tales como los móviles, los prismas, las bolas facetadas y las plantas, que se sitúan en la trayectoria de las líneas de aceleración del chi. Estos reguladores hacen girar la energía, produciendo la circulación espiral en cada uno de los espacios y propiciando el desplazamiento suave.


LOS ARMONIZADORES
Existen una serie de herramientas básicas del feng-shui, llamadas a menudo curas de feng-shui, que permiten suavizar, estabilizar, activar y equilibrar el movimiento del chi en función de las formas de un espacio concreto, para que la energía que lo rodea sea lo más beneficiosa posible.
Hemos hablado acerca del movimiento del chi, concluyendo que cuando la energía circula en línea recta es demasiado rápida y agresiva para el ser humano, pudiendo generar enfermedades y desórdenes en distintas áreas de nuestras vidas.
También hemos visto que el chi se mueve en forma curva, en espiral y que al llegar a los ángulos o al encontrarse con giros bruscos, modifican su trayectoria ondulada, se forman zonas o puntos de fuerza peligrosa que pueden alterar el campo energético de cualquier ser que esté frente a estos, y que son llamados en el argot del feng-shui las flechas venenosas, flechas secretas o cuchillos afilados.
Se puede observar la formación de estas flechas en lo cotidiano; muestra de ello es una estructura, bastante común, de una oficina con varias mesas rectangulares formando dos hileras. Las esquinas de estas mesas están formando cuchillos afilados. Las esquinas de las mesas de la izquierda se dirigen de forma amenazadora a las que están a su derecha, debido a estas flechas las personas que trabajen en la hilera de la derecha estarán más incómodas y rendirán menos, que si estuvieran emplazadas en las mesas de la izquierda. Tras este ejemplo, se observará que los ambientes urbanos y los hogares están llenos de estas flechas.
En el feng-shui se utilizan las llamadas curas para neutralizar la formación de dichas flechas.
También hemos hablado del chi negativo o sha chi que es portador de corrientes desfavorables. El sha chi se cuela por los desconchones, las grietas, las goteras, las puertas desajustadas, las oquedades, los hoyos, los socavones y las ventanas rotas; por los aparatos estropeados y objetos aportillados o descompuestos; se acumula y estanca en rincones y huecos muertos, en recovecos, recodos y ángulos agudos, así como en espacios muy desordenados y en los saturados de cosas.
En los seres vivos podemos ver la manifestación del sha chi o del chi negativo en la tensión, la irritabilidad y los estados de temor, malestar, nerviosismo o ansiedad, más o menos sutiles, que nos invaden de repente sin causa aparente. Permite que el chi fluya libremente en tu entorno, porque el chi que fluye armoniosamente es como un río que nos llena de salud, de amor y de prosperidad.
El sha chi o chi negativo se agrava con los malos olores y con la suciedad. Por ello, para evitar el sha chi los espacios deben estar limpios y ordenados. Es importante que arreglemos los aparatos que se estropeen, sin mediar mucho tiempo, que nos desprendamos o reparemos los objetos y el mobiliario rotos o deteriorados; así como tener un buen mantenimiento de las estructuras de la casa.
Para eliminar la acumulación del sha chi y prevenir su formación, es vital realizar una buena ventilación regular del lugar y hacer que la luz llegue, de algún modo, al menos una vez a la semana, a todos los rincones de la casa, si no fuera posible inundar algún espacio con la benéfica luz solar, utilice otras formas de iluminar como la luz eléctrica o la procedente de velas.
Para atraer el sheng chi o chi positivo, podemos utilizar cosas bellas, que nos hagan sentir sensaciones agradables, que nos alegren la vista, que nos despierte la creatividad, los sentimientos de amor y regocijo por la vida.
Aunque la belleza es una consideración personal, utiliza lo que sea de agrado para los que viven en el lugar, los objetos y las imágenes que les animen el espíritu, que les despierten sus sentimientos más cálidos y les proporcionen sensaciones de bienestar. Deshágase de aquéllos que provoquen sentimientos de tristeza, nostalgia, temor, represión, agresividad o dolor. No tenga este tipo de objetos o imágenes en su entorno, aunque tengan un valor sentimental o econórfiico.
Recorra su espacio y compruebe las emociones y sentimientos que le producen las cosas, guíese por su sentir, y siga sus sensaciones internas para atraer el sheng chi o chi positivo y para deshacerse de lo que puede tener sha chi o mal chi. Para promover el sheng chi y corregir la formación de sha chi, existen una serie de herramientas básicas del feng-shui, llamadas las curas, que se realizan cuando el chi en un espacio no fluye armónicamente, y es preciso suavizar, estabilizar o activar su movimiento en las formas, para que la energía que nos rodea sea lo más beneficiosa posible.
Las herramientas empleadas poseen unas propiedades curativas, capaces de modificar un ambiente; lo más importante es utilizar una cura adecuada, teniendo siempre presente que la mejor cura es la modificación o arreglo de nuestro entorno. Ya se ha explicado que todas las cosas son energía, y sobre esta base, podríamos decir que una cura es cualquier acción consciente para mover la energía, con la intención de traer cambios a nuestra vida.
De entre las herramientas que nos ofrece el feng-shui elegiremos, en cada caso, las que nos resulten más adecuadas en nuestro hogar o lugar de trabajo, atendiendo a nuestro propio criterio, gusto y accesibilidad, pues su utilización tiene como objeto mejorar nuestro espacio en el sentido que nos aporte mayor bienestar en todos los órdenes, por lo que no es conveniente utilizar ningún color u objeto que nos resulte incómodo o desagradable.
Siempre que apliquemos una cura de feng-shui es importante que lo hagamos consciente e intencionadamente, comprendiendo y sabiendo los efectos benéficos que se requieren para mejorar el movimiento del chi.
Las herramientas utilizadas en las curas se pueden clasificar del siguiente modo:
- Las herramientas luminosas, que nos permiten hacer curas con luz: las bolas facetadas, los cuarzos, los espejos y los puntos de luz
- Las herramientas sonoras, indicadas para realizar curas con sonidos: los móviles, las campanas, las cortinas de cuentas y las fuentes.
- Las herramientas que modifican las cualidades del aire: los ionizadores y las lámparas de sal.
- Los bailarines de viento: los móviles, las banderolas, los estandartes, las banderas y los molinillos.
- Los elementos aromáticos, con las que se realizan curas con aromas.
- Los objetos pesados: los muebles, las esculturas y las piedras. - Los seres vivos: las plantas y los animales.
- Los elementos propios de la simbología china: los pakua, los cristales y los espejos bagua, los dragones, los perros fu, las monedas chinas antiguas, la espada del dinero y la de las siete estrellas, los objetos de jade, el Buda feliz y las flautas de bambú, entre otros.
A continuación se explicarán cada uno de estos elementos, pero antes se veamos cómo se puede solucionar el problema que se planteó al comienzo del capítulo. Se había utilizado el ejemplo de una oficina con dos hileras de mesas rectangulares, para constatar la formación de las llamadas flechas venenosas o cuchillos afilados, y cómo éstas incidían amenazadoramente sobre las personas que se encontraban en la hilera de la derecha, produciendo alteraciones en su campo energético. ¿Qué nos ofrece el feng-shui para mejorar este problema?
El feng-shui nos enseña que el mejor remedio siempre es evitar estructuras y formas que propicien la formación de flechas. En este caso, lo más adecuado sería sustituir las mesas picudas por otras de esquinas redondeadas. Pero cuando por la razón que fuere esto no fuera posible, entonces nos indica que apliquemos una cura para neutralizar su incidencia.
Hay que analizar los efectos que producen las distintas herramientas para elegir las que podrían corregir el problema que se nos plantea, y de entre ellas la más adecuada, la que se ajuste de forma más natural a nuestro entorno. En el caso que nos ocupa, la única cura realmente desaconsejada, por los efectos que produce es la de la colocación de espejos. No se preocupe al comprobar la existencia de estas flechas o cuchillos, simplemente coloque un obstáculo entre usted y la flecha, que hará de barrera y no le afectará.
No se enfade si le ha tocado estar en la hilera de la derecha, en realidad puede sacarle provecho al elegir como cura un objeto redondo o esférico que le agrade, que le aporte buenas sensaciones o le inspire bellos sentimientos al mirarlo o notar su presencia, piense que quizá de otro modo no hubiera considerado su emplazamiento. Esto le aportará sheng chi o chi positivo y habrá ganado con la mala suerte de la hilera.

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