La Limpieza Profunda
Una limpieza energética global o profunda requiere una purificación de suelos, paredes, techos y objetos contenidos. Para los suelos se pueden utilizar fórmulas para aplicar con trapos, que deberán a su vez ser aclarados una vez efectuada la limpieza, igual que ocurre con una limpieza física. Y para las paredes, techos y objetos se pueden utilizar pulverizadores o humos.
La fórmula de limpieza con trapos
Se hierve en varios litros de agua un limón troceado al que no se le ha quitado la piel junto con tres o siete tazas de raíz de ruda seca. Se cuela y se vierte en un cubo, al que se agrega un litro de vinagre blanco.
El agua es un elemento purificador por excelencia, el más simple y vital de todos y constituye el principal componente de cualquier fórmula de limpieza energética de personas o ambientes. La raíz de ruda es utilizada en casi todas las fórmulas de limpieza y protección tradicionales, pues se le atribuyen poderosos efectos contra las malas vibraciones. El vinagre es un elemento purificador que tradicionalmente se ha empleado para realizar las limpiezas de las iglesias. Los cítricos, en general, se destacan por sus capacidades para absorber la negatividad y la suciedad energética.
Para realizar la limpieza de suelos, se necesitan tres trapos grandes y un palo. Puede servir el de una escoba, fregona o mopa. Una vez que el líquido del cubo, resultado de la mezcla de agua, vinagre, jugo de ruda y limón, quede frío, se puede empezar la limpieza. Primero, se sumergen en el cubo los tres trapos grandes y se retiran muy bien embebecidos. Entonces se coge el primer trapo y se va pasando por el suelo, los marcos y los zócalos de la casa desde el fondo hasta la puerta. No hace falta restregar, basta con pasarles el trapo, pero el trapo es de un solo uso, es decir que no debe ser sumergido una segunda vez en el cubo. Cuando se crea conveniente se utilizará el segundo y el tercer trapo, pero en ningún caso un trapo debe remojarse de nuevo. Tampoco conviene volver hacia atrás en el tramo por donde ya se ha pasado el trapo, es decir retroceder. El palo es para enganchar los trapos y levantarlos del suelo una vez acabada la limpieza. Entonces se procede a colocarlos en un fregadero o lavabo vacío con la ayuda del palo. Sobre los trapos se vertirá el líquido sobrante del cubo y después se deja correr sobre ellos agua del grifo durante un rato, para desinfectarlos.
La limpieza con pulverizador
La fórmula expuesta para la limpieza con trapos también puede ser aplicada con un pulverizador en las paredes, los muebles y los objetos de la casa. Pero cuando no se precisa tanta cantidad de líquido o si resulta más cómodo se puede utilizar un agua de limpieza compuesta por cítricos. Para hacer el agua de limpieza hay que poner en un tazón grande agua hirviendo a la que se agregan nueve peladuras de limón, naranja o lima, y un poco del jugo de la pulpa exprimida. Una vez frío, se retiran las peladuras y se vierte en un pulverizador con el que se rociarán las superficies que se deseen limpiar.
Si resulta muy complicado hacer la limpieza de los trapos, por lo general, puede ser suficiente llevarla a acabo con el pulverizador y el humo de la quema de algún incienso purificador o de una combinación de hierbas de limpieza energética.
La limpieza con humo
El humo proveniente de la quema de inciensos específicos para la limpieza energética y de mezclas de yerbas para purificar y proteger, pueden limpiar hasta los techos de un espacio. Para realizar una limpieza con humo, todas las ventanas y puertas exteriores del lugar a limpiar deberán permanecer cerradas, mientras que deberán abrirse todas las puertas interiores, incluidos armarios, cajones, baúles...Para quemar el incienso o las yerbas se necesita un carboncillo, que se cogerá con una pinza metálica o las puntas de una tüera para prenderlo con la llama del fogón de la cocina o con cerillas; y un recipiente para colocar el carboncillo una vez encendido. Este recipiente debe ser resistente al calor extremo, que van a liberar los carbones prendidos y preferentemente tener un asa o agarradera, que nos permita llevarlo en el recorrido de la casa sin quemarnos. Aunque a veces se utilizan recipientes o incensarios de bronce, el metal y el fuego son elementos antagónicos, por lo que según el feng-shui siempre que se use el fuego será más propicio utilizar materiales asociados al elemento tierra. Siguiendo, pues, la teoría de los cinco elementos, el recipiente usado para generar el humo de una limpieza es preferible que sea de barro o cerámica.
En nuestra tradición es muy popular realizar el signo de la cruz en el aire, con el recipiente que echa el humo al empezar la limpieza y al entrar en cada habitación. Puede ser una superstición o un modo de pedir las bendiciones y la ayuda de la luz. En cualquier caso, no está de más recoger la idea y haciendo o no la cruz, encomendarnos a la luz o solicitar la ayuda de la divinidad o de las fuerzas benéficas y protectoras en las que creamos. Pedir la ayuda de los seres divinos o de las energías positivas y la luz puede ser muy propicio también al comienzo de cualquier otro tipo de limpieza energética.
Una vez que el carboncillo haya chisporroteado se coloca en el recipiente y se echa sobre él el incienso o la fórmula de hierbas escogida para la ocasión.
Hay muchos inciensos y fórmulas ya preparadas para hacer limpiezas que pueden adquirirse; aunque también pueden ser elaboradas siguiendo las recetas tradicionales; algunas muestras de éstas son las siguientes mezclas:
- el enebro, el romero, el perejil, la artemisa, la ruda, la sal gorda y la sal fina se considera una fórmula muy eficaz para hacer una limpieza a fondo;
- la arenaria, la rompepiedra y la pimienta es adecuada para quemar cuando hay bloqueos y obstrucciones;
- el café molido, el cedro, el romero, la salvia y el tomillo, que al ser quemados, desprenden un humo que resulta un excelente protector;
- tres cucharadas de hojas de olivo secas, una cucharada de romero y una cucharadita de bolas de incienso puro se emplea para eliminar lo negativo;
- la angélica es una hierba muy empleada en las quemas de limpieza energética y puede mezclarse con romero e incienso o incluso con bayas de enebro.
Tras hacer una limpieza a fondo o una limpieza de mantenimiento resulta a veces muy necesario y otras muy deseable proceder al aseo personal, y esto mismo ocurre cuando hacemos limpiezas energéticas. Tras finalizar una limpieza energética en un espacio, resultará muy grato proceder a la nuestra propia. Pero también puede proporcionarnos gran alivio, cuando nos sintamos muy cargados o como sucios y sin brillo más allá de la percepción física. También resultará muy gratificante dedicarnos una limpieza energética, tras haber permanecido en lugares muy perturbados o donde se destila mucha agresividad, sufrimiento físico o mental. Del mismo modo, una limpieza energética puede resultarnos muy beneficiosa tras haber interaccionado con personas que nos han provocado dolor de cabeza, mucha angustia o un miedo poco razonable. Para estos casos, por lo general, bastará con realizar la limpieza energética una sola vez. Además se pueden tomar baños o duchas de limpieza energética personal cuando estemos atravesando períodos desconcertantes en nuestra vida, con ansiedad, miedos injustificados o angustia; y cuando deseamos emprender nuevas etapas o proyectos. En estos casos es conveniente hacer la limpieza de una forma continuada durante un período de nueve días.
Antes de proceder a una ducha de limpieza energética es conveniente, igual que al efectuar la limpieza energética de un espacio, llevar a cabo una limpieza física, que puede coincidir con nuestro momento de aseo habitual. Las duchas energéticas se realizan vertiendo el líquido de la fórmula de limpieza escogida, desde la cabeza hasta los pies, como si se tratara de un último enjuague tras la ducha o el baño cotidiano. Por lo general, es mejor cerrar los ojos al volcar el líquido sobre la cabeza, porque algunos componentes de las fórmulas son ácidos o salados. Después de verter el líquido debemos envolvernos con una toalla, para que nos seque, pero sin frotarnos, y la echaremos a lavar después.
Una fórmula casera muy eficaz para hacer duchas de limpieza energética consiste en hervir agua con un limón sin pelar y troceado, un ajo sin pelar y al que se le han realizado un corte y una taza de ruda seca o fresca. Y dejar reposar treinta minutos, después se filtra para obtener un líquido que dice la tradición que tiene grandes efectos purificadores y protectores. Otra fórmula semejante es la compuesta por una cucharada sopera de ruda, dos cucharadas soperas de albahaca, un puñadito de sal gorda y tres dientes de ajo sin pelar, con un corte cada uno. Si la ducha de limpieza energética se realiza por un período de nueve días, resultará muy gratificante agregar a la fórmula escogida los pétalos de nueve flores blancas, el último día de limpieza, y tras verter el agua, proceder a pisar los tallos verdes de las mismas.
También se puede realizar una limpieza energética por inmersión en un baño. Un baño muy purificador consiste en agregar al agua de la bañera un litro de agua de mar y pétalos de nueve flores blancas. Si el agua del mar no es factible de conseguir entonces hay que escoger alguna fórmula. Una fórmula muy efectiva de limpieza y protección, consiste en poner en el agua de la bañera un puñadito de sal marina o de sal gorda yodada, un vaso de agua de colonia y una cucharada de cáscara de huevo blanco molido.
Otras posibilidades nos ofrecen la infusión de ruda, angélica, romero, albahaca, comino, artemisa y enebro, junto con una clara de huevo sin batir, o la infusión de ruda y poleo, añadiéndole un puñado de sal gorda marina o yodada, unas hojas de laurel y los pétalos de nueve flores blancas; en ambos casos, mezclados con el agua de la bañera. En el caso de que los baños de limpieza se realicen por un período de nueve días seguidos, entonces el componente floral de las fórmulas sólo será necesario el último día de la purificación; y tras el baño, se pueden pisar los tallos de las flores empleadas.
Las limpiezas energéticas personales también pueden llevarse a cabo con visualizaciones. Éstas son muy útiles, sobre todo, cuando sentimos que nos hemos cargado con energía tensionada o hemos permanecido en ambientes donde la energía estaba perturbada o nos hacía sentir incómodos. Existen muchas técnicas para hacer limpiezas con visualización. Un método muy fácil consiste en imaginar un chorro de luz, amor y sabiduría que cae sobre la cabeza como una cascada de agua pura y un río bajo los pies que se lleva cualquier tipo de perturbación que sintamos, como la tensión, el estrés, los pensamientos negativos, la duda, la confusión, el miedo, el enfado, la frustración, el nerviosismo... en forma de mucosidades oscuras. La luz va cayendo con fuerza por todas las partes del cuerpo y despegando la energía perturbada que resbala hasta caer al río y la corriente la disuelve. Después se agradece a esta luz que nos haya liberado de la negatividad.
Este método de limpieza con visualización también puede llevarse acabo bajo la ducha, visualizando que el agua material, que arrastra la suciedad de nuestro cuerpo físico, está envuelta en la luz de amor y sabiduría que arrastra la suciedad de nuestro cuerpo energético.Las personas que tiene devoción por alguna divinidad pueden visualizarla encima de sus cabezas o frente a ellas irradiando luz de amor y sabiduría. Un chorro de esta luz que emana de la divinidad entra por su coronilla y va inundando todo su cuerpo, expulsando todas las negatividades y obstáculos que se disuelven en el espacio infinito.
Ya que el tipo de suciedad para la que están indicadas estas limpiezas no puede verse, aunque algunas personas pueden sentirlo o vibrarlo con cierta facilidad, podemos recurrir a diversos métodos para determinar la necesidad de efectuar una limpieza. Un modo de diagnosticar la necesidad de una limpieza es a través del biómetro de Bovis. Si la medida de la vibración de un espacio es baja, una limpieza puede estar indicada, pero la baja vibración también puede deberse a otros factores como corrientes telúricas u otro tipo de perturbaciones, por lo que habrá que asegurarse que la debilidad energética de un lugar no se debe a otras condiciones relacionadas con aspectos más físicos o materiales, que las que se pretenden resolver con las limpiezas energéticas.
Otro modo de detección de la presencia de suciedad energética es a través de la radiestesia, con el empleo de un péndulo y una batería de preguntas. Pero para ello hace falta saber utilizar la técnica del péndulo. Así que el modo más sencillo y asequible es observar los acontecimientos producidos en la casa y recurrir a hacer una limpieza, cuando se entienda que está cargada de tensiones, de estrés, de sufrimiento, de desacuerdos, de pensamientos, de gestos o de palabras negativas. Tradicionalmente, también se recurre a observar la cristalización de la sal para comprobar si ya va haciendo falta una limpieza. Para ello se coloca un platillo o cuenco de porcelana o loza con sal fina y un poco de agua, se deja en reposo por un período máximo de una semana, y se observa el modo en que ha cristalizado la sal. Si la cristalización es irregular entonces sabremos que hace falta limpiar. La sal utilizada para este propósito es mejor quemarla o enterrarla en el campo, incluso tirarla por el inodoro, pero no debe ser arrojada a la basura. El platillo o cuenco debe lavarse, dejando que el agua corriente se deslice por él durante un rato. Es mejor reservar este recipiente para este uso o similares y no utilizarlo para contener alimentos.
Otro método es utilizar un vaso o copa de cristal transparente sin estrenar, en el que después de haberlo enjuagado se ponen a partes iguales agua, sal fina y vinagre blanco. Al cabo de una semana se procede a observar el líquido. Si se ha oscurecido o contiene burbujas como si estuviera hirviendo indica que hace falta una limpieza. Este último método puede ser utilizado para efectuar una limpieza. Para ello hay que repetir el proceso y esperar otra semana y comprobar que la mezcla tiene el mismo aspecto que el primer día. También puede reforzarse este sistema de limpieza con el empleo previo de la fórmula para fregar el suelo, la quema de algún incienso purificador o la pulverización de la fórmula cítrica.
Esta fórmula puede ser empleada tanto para realizar limpiezas de mantenimiento, como después de una discusión fuerte, de tensiones familiares, de procesos de enfermedad o cuando se ha creado un ambiente enrarecido. Consiste en poner agua fría en un cubo al que se le añade una clara de huevo blanco sin batir y unos cuantos cubitos de hielo. Con la ayuda de una fregona se limpia toda la casa con este líquido, empezando como en todas las limpiezas por la habitación más lejana a la puerta y terminando en ésta. El agua se tira por el inodoro y el cubo y el mocho se aclaran con abundante agua, mejor si pueden ponerse un rato debajo del chorro de un grifo o una manguera. Al día siguiente, si se quiere reforzar la limpieza energética, se puede volver a fregar la casa simplemente con agua, a la que se le agrega un chorro de vinagre blanco. Esta fórmula puede utilizarse tan a menudo como se considere necesario.
Este método se emplea en feng-shui para ajustar y activar el chi y eliminar la mala suerte. Se trata de un sistema yi de purificación de la casa, para cambiar la vibración y transformar las energías. Está basado en el bagua, y sigue los ocho trigramas en una secuencia particular. En primer lugar se requiere realizar una meditación que calme la mente, como el sutra del corazón, pero se puede utilizar cualquier técnica de relajación que apacigüe y vacíe nuestra mente de las preocupaciones cotidianas. Después se invitan a los seres divinos afines a nuestras creencias o a la luz, el amor y la sabiduría universal para que nos acompañen en este procedimiento. Se pueden realizar oraciones, mantras o cánticos devocionales mientras se efectúa esta transformación energética de la casa, a través de un recorrido imaginario o físico. En este recorrido se puede proceder a realizar visualmente una limpieza sutil de nuestro entorno, a través de la transformación de la contaminación energética negativa de los espacios, por medio del poder de la luz, las oraciones, las afirmaciones o los mantras, de tal modo que los espacios quedan regenerados y revitalizados tras su transformación vibracional.Este método trata de llevar la energía de la meditación, el de las fuerzas benéficas invocadas y las oraciones, mantras o cánticos a todos los rincones de la casa utilizando el mapa bagua, según la secuencia de las Nueve Estrellas. Así, primero se localiza la zona trueno, que simboliza la vida y los nuevos comienzos, y desde ahí se recorre el resto de la casa siguiendo el trazado de las estrellas; es decir, del trigrama chen a sun, de sun al centro, del centro a chien, de chien a tu¡, de tui a ken, de ken a li de li a kan y de kan a kun, para transformar la negatividad e inundarlas de bendiciones. El recorrido puede hacerse pensando en los aspectos de la vida que cada sector del mapa bagua representa, reflexionando acerca del estado en que se encuentra cada área de nuestra vida, y haciendo extensible también a ellas la transformación energética que estamos realizando. Entonces el poder de este método nos reportará sus máximos beneficios.
Las antigüedades y las joyas pueden estar cargadas con el chi de los antiguos propietarios y la memoria histórica sutil de los sucesos acontecidos en su presencia o relacionados con ellos. Por lo que resulta muy adecuado, antes de adquirirlo, tratar de observar qué tipo de sensaciones nos provoca, más allá de la estética y el deseo de poseerlo. Un modo muy fácil de percibir el chi de un objeto es ponerle la mano encima y silenciarse por un momento, es decir, vaciarse de pensamientos para poder escuchar el mensaje que contiene y sentir las buenas o malas vibraciones que nos llegan de él. Si lo que nos llega no es muy positivo y ya tenemos el objeto en nuestro entorno, entonces será preciso y muy conveniente limpiarlo energéticamente. La limpieza de objetos puede realizarse con aguas alquímicas, que pueden ser adquiridas en establecimientos o ferias esotéricas, con la aplicación de humos o de pulverizaciones. También es posible limpiarlos de las vibraciones negativas colocando, debajo de ellos, un plato lleno de sal durante siete días. Al final del día hay que volver a observar lo que nos transmite, y si aún hace falta seguir limpiando se puede repetir el método, pero siempre por períodos de siete días. Con este método hay que tener cuidado de que no haya demasiada sal en los entornos donde se mueven los residentes, por lo que lo ideal es retirar el objeto a una habitación de poco uso, mientras se lleva a cabo esta limpieza.
Las joyas antiguas requieren ser limpiadas, a menos que se desee experimentar la carga energética de su historia. En general, conviene limpiar todas las gemas y minerales, antes de utilizarlas personalmente o introducirlas en nuestros entornos. Las piedras utilizadas como protectores necesitan ser limpiadas periódicamente para eliminar la suciedad que van recogiendo. En el caso de los cuarzos, la limpieza periódica resulta especialmente esencial, ya que al ser grandes potenciadores energéticos si están cargados de suciedad energética, ésta se magnificará. Para llevar a cabo la limpieza de joyas, gemas, minerales o piedras, lo más indicado es meterlas en la tierra al menos por un día completo, aunque también resulta muy efectivo sumergirlas en un tazón de arcilla blanca durante el mismo período. Otro modo de limpiarlas es ponerlas bajo un chorro de agua corriente caliente durante un rato y después dejarlas al sol.
Dice el saber popular, que las ristras de ajos son excelentes protectoras, para evitar la presencia de seres invisibles perturbadores y energías sutiles desfavorables. Al laurel también se le atribuyen estas bondades, pero hay que tener en cuenta que cuando se utilizan especias y alimentos con fines protectores o limpiadores no deben ser ingeridos después. Hay un conjuro mágico, de origen popular, que evita la entrada en casa a las tensiones y malas vibraciones que se hayan podido coger en el exterior; consiste en decir una frase, ya sea verbal o mentalmente: «El mal de fuera, que no entre dentro», antes de atravesar el umbral de la casa. Tras decirla se sacuden los pies, para simbolizar que se deja atrás el polvo recogido, y se entra en casa. El tradicional muérdago que se suele colgar por Navidad, en el vestíbulo de la puerta de entrada, simboliza el amor, la paz y la reconciliación, y constituye un protector que invita a dejar fuera los desacuerdos y las tensiones. Quizá la costumbre de mantener el muérdago colgado durante el resto del año, hasta su reemplazo en la siguiente festividad navideña, responde a una memoria ancestral sobre la necesidad de mantener protegida la entrada de la casa de las energías perturbadoras y el sha chi.
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